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¿Por qué el cielo puede verse verde? |
2025-07-05 |
Esta es una nota de mis colaboraciones en julio y agosto de 2020, en Onda Cero, en el programa de Eduardo Yáñez, al que agradezco su paciencia por permitirme hablar de tan peregrinas ideas. No es exactamente lo que dije. Son las notas que tenía preparadas a la hora de ponerme ante el micrófono, no lo que dije.
17 de agosto de 2020
Cielo verdoso
Hace ya varios años que, en «déjame que te cuente», comentaba que estaba navegando desde Wellington, en Nueva Zelanda, hasta Sydney en Australia, por el que se llama Mar de Tasmania. Al anochecer, apareció un cielo totalmente cubierto de nubes y de un color verde oscuro que yo nunca había visto. Era un cielo que tenía algo de tenebroso.
No entendía a qué se debía el color verde. Traté de buscar información y no la encontré. Después me puse en contacto con un catedrático de la universidad de Stanford que me había explicado muy bien la razón del color azul, de las montañas azules de Australia. Pero no supo decirme la razón de ese color verde.
Hoy, por esas chiripas de internet, me he encontrado con un artículo del meteorólogo José Miguel Viñas, en su página divulgameteo.es, que lo explica.
Cuando el sol está bastante por encima del horizonte y el cielo está despejado, su color es azul, porque ese y el violeta son los colores que más se dispersan.
Al amanecer o atardecer, cuando el sol está mucho más bajo en el horizonte, los colores que llegan a nuestra vista son amarillo, naranja y rojo, produciendo esos fantásticos amaneceres y atardeceres, llenos de colorido y que tan bien quedan en las fotos.
Cuando estamos cerca del amanecer o el anochecer y las nubes que dispersan la luz están a 30 km de distancia, el color es verde. Y esa es la clave. Eso es lo que yo vi. Iba a anochecer y las nubes estaban a 30 km de mi barco. Y lo que yo veía era la luz verde que procedía de nubes situadas a 30 km de distancia.
Esa distancia es muy concreta, por lo que el color verde en el cielo es mucho más raro que el azul, el amarillo, el naranja o el rojo.
Tres días después, cogía un tren en Sydney para ir a ver las montañas azules. Efectivamente, las montañas tenían un tono azulado. Era la hora de comer y para hacerlo entramos en un restaurante indonesio. A la entrada advertían de que la comida era muy picante. Yo creía que exageraban y pedí un plato picante… NO EXAGERABAN.
Pero esa es otra historia.
Buenas noches. Hasta mañana.
Enviado por flexarorion a las 06:09 | 0 Comentarios | Enlace
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