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Extraterrestres bajo la lupa de Kottmeyer |
2025-07-04 |
Esta es una nota de mis colaboraciones en julio y agosto de 2020, en Onda Cero, en el programa de Eduardo Yáñez, al que agradezco su paciencia por permitirme hablar de tan peregrinas ideas. No es exactamente lo que dije. Son las notas que tenía preparadas a la hora de ponerme ante el micrófono, no lo que dije.
Buenas noches, amigas y amigos. Hoy quiero hablarles de un libro que me ha sacudido los prejuicios —y eso no me ocurre todos los días.
Se trata del primer volumen de las obras completas de Martin Kottmeyer, publicado por Sentosa Editorial, de Santiago de Chile, con una traducción espléndida de Luis R. González Manso. Su título es «Extraterrestres bajo la lupa», y su contenido me ha devuelto el interés por esa literatura dedicada al fenómeno OVNI, de la que llevaba años bastante desencantado.
La razón es simple: los libros que sostienen la hipótesis extraterrestre tienden a repetirse hasta la saciedad. Reciclan casos clásicos, o si presentan nuevos, apenas renuevan los viejos estereotipos. Pero este volumen empezó a atraparme desde la primera página, precisamente porque no busca el sensacionalismo: se concentra en los avistamientos más antiguos, los que cimentaron el mito moderno del OVNI.
El primero que examina, con bisturí de filólogo y lupa de escéptico, es el célebre caso de Kenneth Arnold, en 1947, quien vio nueve objetos voladores moviéndose de forma coordinada cerca del Monte Rainier, en el estado de Washington (no confundir con la ciudad). Arnold los comparó con «platillos rebotando en el agua», no por su forma —que era más bien de boomerang— sino por su movimiento. Pero el periodista William Bequette. se apresuró a bautizarlos como «platillos volantes» … y así nació un símbolo global, por error.
Hasta aquí, todo clásico. Lo que sorprende es lo que hace Kottmeyer después: revisa, con meticulosidad de cirujano, cada hipótesis —las de los creyentes y las de los escépticos— y va desmontando una a una sus inconsistencias. Tras la limpieza, propone su propia interpretación: Arnold habría visto aves en formación, quizá pelícanos o cisnes. Lo sé, suena inverosímil. Pero tras leer sus argumentaciones, réplicas y contrarréplicas, todas apoyadas en literatura científica rigurosa, debo reconocer que me ha convencido.
Así que espero con ganas el segundo volumen… no para confirmar mis ideas previas, sino para seguir sorprendiéndome. Con Kottmeyer, volver a leer sobre ovnis es reencontrarse con el pensamiento crítico y la seriedad divulgativa.
Buenas noches, y que no se les suban los platillos a la cabeza. 🛸😄
Enviado por flexarorion a las 08:55 | 0 Comentarios | Enlace
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