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La revolución solar orgánica: cuando la energía viste camiseta |
2025-06-26 |
Esta es una nota de mis colaboraciones en julio y agosto de 2013, en Onda Cero, en el programa de Eduardo Yáñez y Juan de la Herran. No es exactamente lo que dije. Son las notas que tenía preparadas a la hora de ponerme ante el micrófono, no lo que dije.
En 2013 hice un programa de radio sobre un tema que me fascinó: la posibilidad de generar energía solar con materiales orgánicos, flexibles, baratos… incluso imprimibles. Hoy quiero rescatar esa historia, porque hay novedades emocionantes.
La Universidad de Harvard ha liberado la primera parte de una gigantesca base de datos con más de **dos millones de moléculas candidatas a fabricar células solares orgánicas**. La cifra final alcanzará los 3,1 millones. ¿Qué significa esto? Que estamos ante un salto potencial en una tecnología tan prometedora como poco conocida.
Las **células solares orgánicas**, hechas con compuestos que contienen carbono, ya existen. Se pueden imprimir con impresoras de chorro de tinta adaptadas, doblar como una hoja de papel y fabricar a bajo coste. Su eficiencia aún no compite con la del silicio o el arseniuro de galio, pero su ligereza y versatilidad abren un abanico de aplicaciones espectaculares.
Habitualmente se piensa en ellas para zonas sin red eléctrica, pero yo quiero ir más allá: en un mundo donde vivimos pegados a dispositivos que piden recarga constante —teléfonos, tablets, relojes, auriculares— ¿por qué no convertir nuestra ropa en fuente de energía? **Imaginemos camisetas, mochilas o abrigos capaces de recargar nuestros gadgets con el simple gesto de caminar bajo el sol.**
La creación de esta base de datos forma parte de la **Materials Genome Initiative**, lanzada por la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca durante la administración Obama. El objetivo era claro: acelerar la innovación científica y tecnológica proporcionando herramientas abiertas para investigadores de todo el mundo. Porque avanzar en ciencia no solo crea conocimiento: también **activa la economía, genera empleo y mejora vidas.**
IBM se unió al proyecto aportando una red de voluntarios que, como quien no quiere la cosa, donaban tiempo de procesamiento de sus ordenadores inactivos. El mío fue uno de ellos. Y no puedo evitar sentir cierto orgullo: al fin y al cabo, cuando el futuro se construye en red, todos contamos.
Buenas noches. Hasta mañana.
Enviado por flexarorion a las 04:10 | 0 Comentarios | Enlace
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