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Cómo fabricar hielo en el desierto (y sin enchufes) 2025-06-24

Esta es una nota de mis colaboraciones en julio y agosto de 2013, en Onda Cero, en el programa de Eduardo Yáñez. No es exactamente lo que dije. Son las notas que tenía preparadas a la hora de ponerme ante el micrófono, no lo que dije.

ENTRADILLA

Torres que, en pleno desierto, consiguen mantener frescas las habitaciones sin necesidad de electricidad. Una lección de sostenibilidad con más de cinco mil años de historia.

CUERPO

Hace muchos años leí sobre unas torres de viento que, en pleno desierto, lograban mantener las estancias frescas. Incluso se decía que, en Afganistán, gracias a un ingenioso sistema similar, habían llegado a fabricar hielo. Por fin las he visto en Dubai, y no me han decepcionado.

Estas construcciones, que se levantan desde hace más de cinco mil años, son testimonio del ingenio de arquitectos que, sin tecnología moderna, dominaron el arte de la climatización natural. Las torres funcionan tanto de día como de noche, con viento o sin él. Las más comunes tienen base cuadrada —un prisma— y en su interior se cruzan dos muros en forma de equis que la dividen en cuatro compartimentos triangulares. Suelen construirse con adobe, un material con gran inercia térmica que permite que se calienten y enfríen lentamente.

Se ubican en casas con planta baja y sótano, y se elevan bastante por encima del resto del edificio. En la parte superior, cuatro ventanales permiten regular el flujo del aire. Abiertos el de barlovento y el de sotavento, y cerrados los otros dos, se genera una corriente natural: entra aire fresco, baja hasta el sótano, donde suele haber agua o esteras humedecidas que lo enfrían más, y asciende el aire caliente, que se expulsa gracias al efecto chimenea.

Incluso sin viento, el color oscuro de la torre absorbe calor solar y calienta el aire del interior, que asciende arrastrando el aire del edificio hacia arriba. Por la noche, el aire exterior más frío desciende, y los adobes, aún cálidos, lo templan antes de que llegue al interior. Al amanecer, cuando el adobe ya ha cedido su calor, la noche también ha terminado.

Eso sí, en zonas húmedas no funcionan bien: la humedad favorece la proliferación de microorganismos en las paredes, lo que puede generar problemas de salud.

Enviado por flexarorion a las 05:24 | 0 Comentarios | Enlace


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