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Inicio > Historias > UNA PALABRA VALE MÁS QUE MIL IMÁGENES
UNA PALABRA VALE MÁS QUE MIL IMÁGENES |
2015-02-27 |
Sigo buceando entre mis escritos antiguos. Lamentablemente algunos son irrecuperables, pues los escribí en procesadores de textos que usaban el código EBCDIC y entre conversión y conversión se ha perdido el contenido.
Acabo de encontrar este texto publicado en el boletín Tempus Legi de 1994 aproximadamente
Autor: F. Ares
No, no habéis leído mal, ni me he equivocado. Lo habitual es decir que una imagen vale más que mil palabras, y tal vez sea cierto. Pero en este momento he querido resaltar que también es verdad que una palabra vale más que mil imágenes.
Pensad un momento en la palabra sinceridad. ¿Os atrevéis a hacer una, varias o incluso mil imágenes que sean capaces de explicar lo que es la sinceridad? El problema no es trivial. Para ayudaros os voy a contar una historia. Hace unos pocos miles de años, en el Lacio, vivían unas tribus que hablaban una lengua que era incapaz de expresar las cualidades abstractas, por ejemplo: sinceridad. Sin embargo sabían que en unos pueblos que estaban relativamente cercanos, a la otra orilla del mar Tirreno, hablaban un idioma mucho más rico y capaz. Aquel idioma era el griego. Los habitantes del Lacio aprendieron que con palabras se podían expresar ideas muy complejas; aprendieron el concepto de sinceridad y quisieron expresarlo con sus palabras. Ellos eran simples campesinos, que sabían muy poco de grandes ideas y sutilezas lingüísticas. Lo que si sabían, era que al recoger la miel de las colmenas si ésta tenía cera era blancuzca y semi-sólida; en cambio, si la recolectaban sin cera la miel era pura, transparente y líquida, una delicia de los dioses. La mejor miel era la miel sincera. De los griegos aprendieron a generalizar, y así inventaron que una frase limpia y pura, sin mentira, era una frase sincera. Un hombre que siempre decía la verdad era, por tanto, un hombre sincero. Y a la cualidad abstracta que implicaba no estar contaminado por la mentira la llamaron sinceridad.
¿Ahora, os atreveríais a hacer unos cuantos dibujos que significasen sinceridad? Por ejemplo, podríamos dibujar una historieta en la que un apicultor recogiera su miel y comprobase que era una miel sin cera. ¿Sería esa viñeta la sinceridad? Obviamente no. La sinceridad es mucho más. Es un concepto con un contenido semántico muy amplio y muy rico. La sinceridad es imposible expresarla con dibujos. Es una de esas palabras que valen más que mil imágenes.
Me atrevo a llamaros la atención sobre varios aspectos de esta historia. El primero es que los latinos, que más tarde formaron el Imperio Romano, innovaron. El segundo aspecto es que la innovación tuvo lugar paso a paso, no fue revolucionaria sino evolucionaria. Ellos podrían haber comprendido el concepto griego y darle un nombre totalmente nuevo; pero no lo hicieron así, generalizaron algo que ya sabían.
El tercer aspecto, quizá el más importante, es que no tuvieron reparos en admitir que los griegos estaban más avanzados y en copiarles.
Cada día estamos en un entorno más competitivo en el que las empresas o evolucionan o mueren. En este momento la innovación es una necesidad. A mi me gustaría que este humilde boletín contribuyera de algún modo a ayudarnos a innovar. Me gustaría llevar a vuestro ánimo que la innovación es cosa de todos. Inventar un nuevo producto supersofisticado para los clientes es innovación, pero también lo es el truco que tu has descubierto para hacer tu trabajo más rápido o de más calidad. No hay innovación humilde, todas son importantes.
Pasar de sincera a sinceridad parece un pequeño paso, sin embrago representa un avance decisivo sobre el lenguaje anterior. A partir de ese momento el Latín fue capaz de expresar ideas abstractas. No hay pasos pequeños, todos son importantes.
¿Qué hubiera ocurrido si a aquel sencillo apicultor al que se le ocurrió la idea de usar la palabra sin-cer[a]-idad la hubiera considerado indigna de decírsela a los demás? ¿Hubiera sido el Latín como fue? ¿Las lenguas romances hubieran sido como son? ¿La civilización occidental hubiera sido como es?
No hay innovaciones humildes.
Estaría encantado de que este modesto boletín pudiera contribuir de algún modo a dar a conocer vuestras innovaciones. No importa que sean revolucionarias o evolucionarias. No importa que tengan su origen en otros sitios (los latinos copiaron de los griegos). No importa que parezcan humildes o pretenciosas.
Por favor, si tienes alguna idea que pueda ayudarnos a todos a trabajar mejor, haz que llegue hasta nosotros, se la daremos a conocer a tus compañeros.
Sé que algunos de vosotros no se atreven por que creen que no son capaces de expresar por escrito sus ideas a los demás. No os preocupéis; no hace falta ser Cervantes para escribir en este humilde boletín. Además, el equipo de redacción se ofrece a darle forma a tus ideas. O, si lo prefieres, la daremos a conocer de forma anónima.
De verdad, envíanos esa idea que tienes para que nuestro trabajo esté mejor hecho.
Te esperamos.
Un abrazo
Enviado por flexarorion a las 06:54 | 0 Comentarios | Enlace
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