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Agricultura vertical |
2014-12-09 |
Publicado en Diario Vasco. Big Bang el 3 de diciembre de 2014
La agricultura de interior promete un interesante futuro
La prefectura de Miyagi al este de Japón fue fuertemente afectada por un potente terremoto y por tsunamis en 2011. Allí había una vieja fábrica de chips de Sony que se había quedado sin utilidad. Shimamura la compró y la convirtió en la granja interior más grande del mundo. Si entramos en sus inmensas naves nos encontramos quince pisos de estanterías, en cada uno de los cuales hay miles de bandejas que contienen, por debajo una canalización a la que llegan las raíces de las plantas que crecen en la bandeja inmediatamente superior, y que lleva el agua y los nutrientes necesarios; encima están las plantas, en nuestro caso fundamentalmente lechugas, y en la parte superior luces LED que emiten en el color que la práctica ha demostrado que es la mejor para esas lechugas. Esos LEDs no estaban en el mercado, los ha desarrollado la empresa GE a petición de Shimamura.
La entrada al edificio solo puede hacerse con trajes estériles; los mismos trajes «de astronauta» que usaba Sony en la fabricación de chips. Dicha fabricación es tan exigente que al utilizar la misma fábrica para plantas se consigue que dentro de ella no haya plagas ni enfermedades. Eso tiene una consecuencia muy interesante tanto económica como desde el punto de la salud: no hacen falta pesticidas. El agua también se reutiliza. Los nutrientes son un 30% de los necesarios al aire libre. Ese edificio produce diez mil lechugas al día, que están en los mercados de los alrededores en menos de veinticuatro horas.
Este no es nada más que uno de los grandes edificios abandonados que se están utilizando en todo el mundo para hacer agricultura vertical. En ellos se cultivan lechugas, escarolas, albahaca, berros, … A ese tipo de cultivo, sin tierra, llevando los nutrientes en el agua que llega a las raíces se le llama hidropónico, y no es nuevo, tiene muchos años. Lo que es nuevo es la dimensión. También es reciente la utilización de luces LED en los colores adecuados.
En algunos sitios, han completado el proceso criando en la canalización que lleva el agua peces, la tilapia es el más habitual. Los excrementos de los peces sirven como abono.
La enorme dimensión de los edificios, el abaratamiento de los LEDs y su poco consumo de energía han hecho que sus precios sean razonables. Siguen siendo más caros que los cultivados al aire libre, pero su alto precio se compensa por lo frescos que llegan al supermercado. No hay que olvidar que estas instalaciones están en mitad de las ciudades.
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Enviado por flexarorion a las 16:48 | 0 Comentarios | Enlace
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