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¿Es el gran cerebro humano un delirio sexual? 2002-05-22

Copyleft. Permitida la reproducción total oparcial. Incluso con modificaciones y mejoras al texto. Las únicas condiciones son que figure el nombre del autor primero (Félix Ares) y de todos los que hayan introducido mejoras. Todas las copias deben llevar esta nota de copyleft.

Hoy tengo un rato libre, no tengo que preparar ningún programa de radio ni de televisión y me he permitido hacer esta divagación.

En 1871 Darwin escribía sobre la selección sexual, distinguiendo varios tipos. Uno de ellos es el conocido como la “elección de pareja”. En este modelo uno de los sexos, normalmente la hembra, selecciona a su compañero basándose en algún carácter o conducta que le hace más atractivo. No hay nada objetivo en esa preferencia, la mayor parte de las veces es puramente estético. Por eso los machos son muy coloridos, o tienen enormes colas. Ambas cosas le perjudican para la supervivencia, los colores cuestan recursos y los hacen mejores presas para los depredadores. Grandes colas, como por ejemplo las del pavo real, dificultan el vuelo. Si solamente tuviéramos en cuenta la selección natural esas extravagancias habrían desaparecido pues perjudican al macho; pero curiosamente aumenta su posibilidad de conseguir hembras y por tanto de perpetuar su descendencia; por tanto -por aberrante que parezca- un carácter desadaptado, poco funcional, es el que se perpetúa.

Aquí el elemento seleccionador es el gusto de la hembra y ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito. Las mayores extravagancias de la naturaleza se dan entre machos que necesitan agradar a las hembras. Colores chillones, pechos dilatados, colas gigantescas, ...

La mayor parte de las veces es la hembra la que elige al macho y en ese caso la hembra suele ser gris mientras que los machos son llamativos; a veces ocurre lo contrario, la hembra es la delumbrante y el macho es gris e insignificante, y otras veces ocurre que las “guerra ornamental” se da en los dos sexos.

Hay pocas dudas de que nuestro cerebro es bastante aberrante. Es gigante y es muy caro de mantener. Consume un 20% de la energía total del cuerpo. Un 20% es mucho. Tendría que ser tremendamente útil para que la selección natural potenciara. Y, ¡ojo al parche!, tendría que haber sido tremendamente útil en todas sus fases de desarrollo. Sin embargo los registros fósiles nos hablan de que el Homo habilis, con 650 centímetros cúbicos de cerebro tenía herramientas parecidas al Homo erectus con 950 centímetros cúbicos.

Siempre se ha pensado que el mayor cerebro era una ventaja competitiva, pero nadie ha explicado muy bien por qué. Ya vemos que en fabricación de herramientas no. Su forma de vida no parece ser muy diferente.

¿ En organización a la hora de cazar? Tal vez, pero eso también lo hacen los lobos con un cerebro mucho más pequeño... Y debía ser una enorme ventaja para que la naturaleza tolerase el enorme despilfarro de un órgano gigante consumidor de grandes dosis de energía.

Gigante, despilfarro... suena a selección selección sexual.

¿Y si resultase que nuestro aberrante cerebro -aberrante para los estándares de los mamíferos y de los primates- fuera una de esas manifestaciones de “estética” de la selección sexual.

¿Y cuál sería ese factor estético?

¿Qué le parece el coqueteo, la cháchara de enamorados...? El más dicharachero, el que fuera más simpático atraería a las hembras y viceversa.

Ello llevaría a cerebros más grandes para desarrollar las habilidades atractivas y terminando en el desarrollo del lenguaje que permitía amplias tácticas de coqueteo.

¿Así que tamaño de cerebro y lenguaje pudieran ser el producto de los lances amorosos de nuestros antepasados?

Ya lo decían las novelas policiacas, ¿el móvil? Chercher la femme.

Enviado por flexarorion a las 19:42 | 0 Comentarios | Enlace


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